Duendes

Llega el día en el que el pecho se rompe. Se abre, se resquebraja, se hace jirones que no sabes cómo volver a unir. Se convierte en un puzzle cuyas piezas no consigues hacer encajar. Lo intentas una y otra vez, cada mañana te propones terminar de unir los trozos para que quede como antes pero llega la noche y tienes la sensación de haber conseguido nada. Entonces miras a tu alrededor y te das cuenta de que tienes duendes contigo que van ayudándote poco a poco y sabes que con ellos, tarde o temprano, esos jirones volverán a ser una gran vela que te llevará donde tú quieras, esas piezas se convertirán en el puzzle que tú eras antes. Estás hecha añicos pero volverás a recomponerte y, a su debido tiempo, conseguirás mirarte en el espejo y verte reflejada en él. Gracias duendes, mil gracias por la magia.

Tus duendes siempre te acompañarán, nunca te dejarán caer.

Paucamino.

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