Carla, Carla, Carla...

Anoche, mientras no podía dormir volví a pensar en ellos. Pensándolo bien me centré en Carla, la he estado observando durante estos días y me ha sorprendido. No sabía que todo esto lo iba a tomar así, no sabía que iba a ser capaz de olvidar por momentos lo que le hace daño y ser  feliz con solo dejar de pensar y vivir los buenos  momentos tal y como le vienen; geniales, llenos de risas y acompañados de la gente que le quiere.
Creí que le iba a costar mucho más, pero lo está consiguiendo poco a poco, sin recordar mucho porque en el fondo duele, sin buscar explicaciones, sin hablar con nadie del tema para evitar estallar. Ríe en todo momento, vuelve a salirle esa risa tonta sin motivo, está dejando de lado los problemas, está centrándose en ella, le está empezando a hace caso a quién le dijo que pensara en ella, a quién le enseñó que a veces nos perdemos las mejores cosas de la vida concentrándonos en las peores y haciendo eso nos perdemos demasiadas cosas que deberíamos difrutar porque no se volverán a repetir. Empieza a valorar las sonrisas diarias que tiene al rededor. Vuelve a creer en los días maravillosos sin nadie al lado, llega a pensar que no le hace falta nadie mas para ser feliz porque ya los tiene a todos. Se ha dado cuenta de que tiene mucha gente al rededor, más de la que ella creía y ahora puede volver a confiar en gente que desde hace tiempo no podía aunque otros se estén alejando sin motivo y dejando un vacío enorme. Aunque siempre hay momentos en los que Carla se para a pensar y llega a su mente Marcos y todos esos momentos que han pasado juntos, todas esas promesas rotas que no valen nada, pero sabe que sea de la forma que sea siempre le va a tener ahí aunque ahora las cosas hayan cambiado demasiado hasta el punto de no reconocerlas. Piensa que si no salió desde el principio es porque no debía de salir y debían de quedar como estaban; así serían felices.

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