Llegó el día de Tom.
Caminaba mientras pensaba en los minutos que quedaban para que saliera el tren. Había decido marcharse después de que todo se le viniera encima. No quería, pero sabía que tenía que hacerlo. No quería imaginar lo que estaba por llegar al pasar el túnel. Sentado a su derecha había un hombre mayor junto a su nieto, conversaban alegres, el abuelo le contaba al pequeño cómo había sido uno de sus días de viaje con su padre cuando sólo tenía siete años y el niño escuchaba atento. Sentados delante, una pareja de enamorados recordaba el mejor día de sus vidas y ponían rumbo a uno de los mejores viajes, sin saber que iba a ser el más largo. Infinidad de personas, los vagones estaban a reventar, parecía que todos huían de aquel lugar.
Nadie se imaginaba lo que había detrás de esa entrada y ¡BUM! Estalló...
Nadie recuerda nada, el tren paró de golpe, el maquinista no estaba en su asiento, el niño no escuchaba a su abuelo, los enamorados no llegaron a su destino, sino que acabaron en otro muy distinto. Sin embargo, ellos estaban contentos, su mochila estaba puesta en el lugar correcto.
Empezaron a llegar coches, ambulancias, médicos, enfermeras, camillas... Lo habían vuelto a hacer, había vuelto a estallar una bomba, el pequeño Tom había sido capturado como otros cientos de niños y había sido instruido para lo peor. Tuvo que abandonar su casa, su familia y sus libros, lo que más preciaba, para convertirse en alguien que no quería. Le quitaron su libertad, lo privaron de niñez y lo llevaron a la muerte.
-Como denuncia a todos aquellos niños que son obligados a luchar y no viven la infancia como debería de ser obligatorio para todos y cada uno de ellos. El deseo de un mundo que nunca estará a nuestro alcance-
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