Mi querida España...
Hoy me paro a hablar de nosotros. De cuando estábamos sentados en aquel banco hablando sobre un hipotético futuro que aún no sabemos si llegará. Yo pensaba en un país totalmente igualitario, tú querías que todo cambiara. Yo pensaba en entrar a la universidad y tú querías protesta. Ahora aquí estamos, a ti no te hacen caso y a mi me lo hacen prácticamente imposible. Separados pero aún con el mismo propósito, tú en tu cama y yo en la mía, sin saber qué será de nuestro futuro. Tus protestas se quedan en eso, en simples manifestaciones conmovidas por la desesperación y mi gran ilusión se nubla cada vez que pienso o pensamos en el próximo año. Hoy sabemos lo que tenemos, menos que ayer, mucho menos que otros años anteriores, pero mañana no sabemos qué tendremos. No sabemos si tú conseguirás que te hagan caso, que os escuchen y que muevan las fichas pensando en vosotros, los que realmente estáis y estamos sufriendo. No sabemos si yo acabaré donde más me gustaría o donde menos me hubiera imaginado.
Aquí estamos los dos, en una España que no conocemos, ni que nos deja que la conozcamos. Luchamos por seguir adelante pero sin saber el camino que pisamos, sólo hay dudas a nuestro alrededor. Nosotros supimos y sabemos qué queremos hacer, lo complicado es que los que mandan no saben por donde tirar.
¿Dónde está escrito nuestro futuro? ¿Qué camino nos dejarán seguir?
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